25-05-2014 (Fuente: La Nueva España)
Daba igual que el Langreo hubiera ganado 0-1 en la ida. O que fuese la primera vez en la última década en la que afrontase un partido de vuelta de play-off con un resultado favorable. Cuando un equipo está en línea ascendente, en su mejor momento de juego y sensaciones, se afronta cada partido como si fuera el último. El conjunto azulgrana dominó los 90 minutos. Apenas recibió ocasiones de peligro del Monzón e incluso dio la sensación de que no quiso forzar para llevarse un marcador más amplio. Por fin, tras siete fracasos seguidos, el Langreo vuelve a sonreír. Por primera vez desde el último descenso, puede vivir en primera persona la alegría de pasar una eliminatoria. Es cierto que todavía quedan dos rondas más y que el camino hacia la Segunda B es muy largo y complicado. Pero lo que sí transmite este Langreo es que está en disposición de pelear por ese objetivo.
Manu Blanco fue el encargado de abrir la lata. Lo hizo con un remate de cabeza en el minuto 35 tras un fenomenal centro con la zurda de Nacho Méndez, desde la banda derecha. Era el premio al empeño y al trabajo. Y es que antes Chus ya había tenido un disparo al poste, Nacho Méndez otro desviado desde la frontal y Pablo Acebal no lograba rematar una gran asistencia de Pablo Díaz.
El Monzón apenas inquietó. Aunque su única aproximación estuvo a punto de dar un disgusto. Al poco de comenzar la segunda mitad, lograba marcar en un saque de esquina, pero el árbitro decretó falta sobre Guillermo.
La nota más positiva del Langreo fue su seriedad. Un equipo que no concedió nada a un débil Monzón, que no se encontró en ningún momento cómodo. Además, el conjunto de Pablo Lago supo jugar con los tiempos . En la segunda mitad enfrió el partido. Lo ralentizó y lo llevó a su terreno. Quizá los más eufóricos hubieran pedido meterle una marcha más e ir a por la sentencia. Pero en el play-off el resultado es lo que cuenta. Bien saben de ello en Ganzábal. En la última década, equipos que practicaban un gran fútbol no supieron competir y adaptarse a las circunstancias y lo pagaron. El de esta temporada parece que sí va a saber jugar con ese factor.
El meta visitante, Palau, fue expulsado en el 71 al parar con la mano un disparo de Chus fuera del área. Eso dio vida al Langreo y hundió al Monzón. El segundo tanto llegó en propia meta, casi al final. Una buena internada de David Álvarez acabó con Lahílla despejando mal hacia el fondo de la portería. Y poco después el Monzón reclamó un penalti de Guillermo sobre De Mesa.
Un resultado que deja al Langreo, que lleva seis victorias seguidas, en la siguiente eliminatoria y con la sensación de que todavía queda mucho, pero que, por fin, puede ser el año del ascenso.
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