24-06-2014 (Fuente: El Comercio)
Al Unión Popular de Langreo le tocó recorrer el camino largo para ascender a Segunda B. Tras quedar segundos en la clasificación liguera, los de Pablo Lago (Vegadeo, 1974) superaron tres eliminatorias para regresar a una categoría perdida en 2003. El técnico, que recaló en el banquillo azulgrana el pasado verano, asegura que el mayor reto fue conseguir llenar el Ganzábal.
Imagino que le atraen los grandes retos ya que se atrevió a dirigir un nuevo proyecto en un banquillo tan exigente como es el del Langreo.
Es uno de los clubes históricos de Asturias y cuenta con una masa social importante que quizás llevaba parada mucho tiempo. Era un reto hacer un buen año, viendo la exigencia y que en estos últimos años no acababan de salir las cosas como la gente quería.
¿Cómo valora el hecho de que se haya reenganchado con el equipo un buen número de aficionados que en las últimas temporadas se mostraban algo desencantados?
Si nos dicen, al comienzo de la temporada, que tenemos que llenar el Ganzábal con 4.000 aficionados, hubiéramos dicho que ese reto era casi imposible. E incluso hasta el reto de ascender se vería más factible. Al final, el campo se ha llenado porque se ha generado ilusión en la gente y eso sí que es difícil. Es lo que más valoramos, el haber generado una ilusión a una masa social que la había perdido hace muchos años. Luego viene el premio del ascenso, pero el hecho de llenar el Ganzábal es un orgullo para todos que no vamos a olvidar nunca.
¿Cuál es la clave para empezar con un nuevo equipo, con numerosos cambios en la plantilla, y mantenerlo competitivo hasta el final?
En el fútbol hay que tener paciencia. Lo que te demuestran los años es que puede pasar de todo, pero nunca puedes perder la calma y la paciencia. Que los jugadores crean en el proyecto y en la idea de juego, además de la calidad de los futbolistas, es la clave.
¿Cuál fue el peor momento por el que atravesaron esta temporada?
Hubo momentos malos, en los que los resultados no salían, pero me he encontrado con un grupo que tenía mucha hambre de conseguir cosas. Después del partido ante el Lealtad, en Villaviciosa, que era la cuarta derrota en cinco partidos, fue el momento más duro para todos. Veníamos de estar líderes y tuvimos un mes malo que nos creó algo de ansiedad y nos apartó de pelear por el liderato. Pero el equipo respondió muy bien después y supo reaccionar.
Con la actual plantilla, ¿hay mimbres para pelear en Segunda B y mantener la categoría alcanzada?
Sí. El equipo está hecho, hay un bloque espectacular y un vestuario increíble. Y casi todos los jugadores han tenido experiencia en categorías superiores. Pero más que eso, es importante la manera en la que han acabado la temporada y el nivel mostrado. Con ese nivel se puede competir en Segunda B perfectamente.
Ya anunció que no continuará al frente del Langreo y parece que el Caudal será su destino. ¿Ya tiene su futuro decidido?
Mi futuro ya venía marcado desde hace muchos meses. Me gusta valorar el trabajo que hicieron los jugadores, creyendo en un proyecto que caducaba porque yo no iba a continuar. Ahora miraré lo que hay y, si tengo algo interesante, no tardaré mucho en decidir porque los equipos ya están cerrando el puesto en los banquillos.